domingo, 25 de noviembre de 2012

La Batalla de Chile



   "Un país que no tiene cine documental, es como una familia que no tiene un álbum familiar"

Patricio Guzmán


   Patricio Guzmán puede ser considerado uno de los mejores documentalistas de Latinoamérica. Siendo su obra magna "La batalla de Chile" una trilogía sobre el último año de Salvador Allende en el gobierno de la Unidad Popular. El filme se rodó hasta el mismo 11 de septiembre de 1973, día del golpe militar. Por ende, este se vio detenido por el aprisionamiento de Guzmán en el Estadio Nacional (utilizado como centro de detención y tortura) por 15 días. Gracias al apoyo de su mujer, Renate Sachse, y algunos de sus amigos, logró sacar los rollos de película de Chile y viajo a Europa. Allí junto a Crhis Marker buscó los medios económicos para montar la película. El instituto cubano de cinematografía fue su principal ayuda. Por tal motivo Guzmán viajó a la Habana, y desde allí termino años mas tarde su película.

   “Este film es es la primera obra de arte de una nueva forma de analizar la política... Nos ofrece una lección de historia como nunca nos la ha ofrecido el cine... Aunque diversos cineastas muy conocidos están inscritos en la rúbrica del guion, como Pedro Chaskel, otro director chileno, Julio García Espinosa, director cubano, y Chris Marker, la obra, muy evidentemente, se debe a un solo hombre. No por motivos de procedencia, sino, tal vez, porque el trabajo de creación, de realización, de montaje, valen bien el de un Bresson o un Fellini”...


Louis Marcorelles. Le Monde, París 1975.



La Batalla de Chile Parte I: La insurrección de la burguesía 




La batalla de Chile Parte II: El Golpe de Estado



La Batalla de Chile parte III: El Poder Popular



lunes, 19 de noviembre de 2012

"Es la demografía, estúpido"




   Ya han pasado dos semanas de la elección presidencial en Estados Unidos, obteniendo la relección Barack Obama.  Una de las causas de su triunfo nos permite recordar unas de las frases acuñadas en la campaña de Bill Clinton en 1992, “Es la economía, estúpido”. Tal frase nos permite identificar la importancia del auge o declive económico para la determinación de las masas de quién se beneficiará del sillón presidencial.  Sin embargo, la reciente elección cambió el escenario del voto, el factor que definió los resultados fue la demografía. Es por ello que no resultaría herrado decir “Es la demografía, estúpido”.

    Lo que pasó fue que la bomba de tiempo demográfica, que ya tenía tiempo en marcha, explotó en las caras de los republicanos”, se lee en un artículo de la cadena NBC, firmado por el analista Chuck Todd, entre otros. Al parecer el padrón electoral fiel al partido republicano, la población blanca de edad mayor, ha ido achicando en la pirámide de la población y lo seguirá haciendo. Tal afirmación ha llevado a varios analistas a comentar que el partido republicano se encuentra en crisis en los Estados péndulos, pues no ha llevado el ritmo de la población norteamericana. Puesto que sus políticas apuntan cada vez a los blancos, siendo que cada vez hay menos.

   Mientras que el despliegue político de la campaña de Barack Obama realizó la apuesta correcta. En lugar de enfocarse en los blancos y mayores de 65 años, que era de esperar le dieron su apoyo a Mirr Rimney, se concentró en lo que el analista Ron Brownstein llama “ la coalición ascendente”: las minorías, los jóvenes y las mujeres, que ahora representan una mayoría, la población negra, latina y asiática. Transformando no sólo así las redes de comunicación de masas a  su favor, sino el correcto uso del Censo del 2010.

   Existen muchos factores que pueden desembocar en el triunfo de Obama sobre Ronmey, como la mala gestión de su discurso que tuvo el candidato republicano, pero queda claro que la campaña de Obama supo identificar los cambios demográficos, que no son nuevos, a su favor.

    La relación que se extiende de las elecciones para el gobierno del Tío Sam con las pasadas en la península ibérica es que el motor que incidió en el triunfo del Partido Popular fue el factor de la crisis. Pero quien nos dice que el día de mañana las llamada “coalición ascendente” de inmigrantes concierne un poder político y sea determinante para alguna elección futura. Pues sólo el tiempo nos podrá decir quien tiene el peso político, si la población fiel a los partidos tradicionales se transmite en forma generacional o por el contrario se desvanece y la población inmigrante otorga un nuevo clivaje a la política española.