Ya han pasado dos semanas de la elección
presidencial en Estados Unidos, obteniendo la relección Barack Obama. Una de las causas de su triunfo nos permite
recordar unas de las frases acuñadas en la campaña de Bill Clinton en 1992, “Es
la economía, estúpido”. Tal frase nos permite identificar la importancia del
auge o declive económico para la determinación de las masas de quién se beneficiará
del sillón presidencial. Sin embargo, la
reciente elección cambió el escenario del voto, el factor que definió los
resultados fue la demografía. Es por ello que no resultaría herrado decir “Es
la demografía, estúpido”.
Lo que pasó fue que la bomba de tiempo
demográfica, que ya tenía tiempo en marcha, explotó en las caras de los
republicanos”, se lee en un artículo de la cadena NBC, firmado por el analista
Chuck Todd, entre otros. Al parecer el padrón electoral fiel al partido
republicano, la población blanca de edad mayor, ha ido achicando en la pirámide
de la población y lo seguirá haciendo. Tal afirmación ha llevado a varios
analistas a comentar que el partido republicano se encuentra en crisis en los
Estados péndulos, pues no ha llevado el ritmo de la población norteamericana.
Puesto que sus políticas apuntan cada vez a los blancos, siendo que cada vez
hay menos.
Mientras que el despliegue político de la
campaña de Barack Obama realizó la apuesta correcta. En lugar de enfocarse en
los blancos y mayores de 65 años, que era de esperar le dieron su apoyo a Mirr
Rimney, se concentró en lo que el analista Ron Brownstein llama “ la coalición
ascendente”: las minorías, los jóvenes y las mujeres, que ahora representan una
mayoría, la población negra, latina y asiática. Transformando no sólo así las
redes de comunicación de masas a su
favor, sino el correcto uso del Censo del 2010.
Existen muchos factores que pueden
desembocar en el triunfo de Obama sobre Ronmey, como la mala gestión de su
discurso que tuvo el candidato republicano, pero queda claro que la campaña de
Obama supo identificar los cambios demográficos, que no son nuevos, a su favor.
La relación que se extiende de las
elecciones para el gobierno del Tío Sam con las pasadas en la península ibérica
es que el motor que incidió en el triunfo del Partido Popular fue el factor de
la crisis. Pero quien nos dice que el día de mañana las llamada “coalición ascendente”
de inmigrantes concierne un poder político y sea determinante para alguna
elección futura. Pues sólo el tiempo nos podrá decir quien tiene el peso
político, si la población fiel a los partidos tradicionales se transmite en forma
generacional o por el contrario se desvanece y la población inmigrante otorga
un nuevo clivaje a la política española.
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